Come One, Come All: The Necessity of Activities 4 All
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José stepped up to the microphone, his white cowboy hat shielding his eyes from the sun. As the three guitarists and one violinist behind him began to play, José squared his shoulders, planted his tan boots firmly on the stage, took a deep breath from his belly, and began to sing. It was the classic Mariachi song, “Madrecita Querida (“Mother Dearest”)” and José’s own mother looked on proudly from the crowd as she recorded his crooning lamentation on her cellphone.
It was a Tuesday evening in front of the former Watsonville City Hall and the Activities 4 All mariachi troupe was just getting started. José, just eight years old, belted out ranchera after ranchera, accompanied other students on guitar and violin, and guided by their maestro on stage right, holding a golden acoustic guitar of his own.
Accessibility is Key
The band leader onstage was Mr. José Humberto Camacho, a bilingual kindergarten teacher at Watsonville’s Mintie White Elementary and the founder—over a decade ago—of Activities 4 All (A4A). An all-volunteer after-school program, A4A teaches music education and runs a soccer league for about 500 students annually.
Before having his own classroom, Camacho spent 17 years working with students and families in Pajaro Valley Unified School District’s migrant education program. “There is so much talent in this community. There are young athletes, musicians, and artists, but the families are too busy trying to survive—paying the rent, buying food. Both parents are working long hours in the fields and they don’t have the time or money to get their kids to soccer practice or pay for music lessons.”
Camacho acknowledges the many excellent youth programs in Watsonville, but often they cost more than families can afford, the kids have no way of getting there, and most of the programs are in English. So he offers the program at the easy to access Mintie White and EA Hall Middle School campuses, and makes sure that money and English proficiency pose no barrier. Our $15,000 community grant issued to A4A last April helps make that possible.
Music & Soccer: A Universal Language
But more than access and affordability, Camacho sees A4A as a necessity—a way for students to stay healthy, safe, and connected to their families. “I feel so sad for some of the families. When the students grow up, some of them become gang members and go to jail.”
Camacho believes it’s through the universal language of music and soccer that students can learn the discipline, patience, and confidence they need to stay in school.
“Soccer is the world’s sport! All you need is one soccer ball and suddenly you can have 22 children playing. You don’t need any special equipment like bats or helmets. You don’t even have to have uniforms. It’s completely accessible.”
And music, Camacho notes, flows through the lives of A4A families continually. “We’re Mexican! We have a party for any reason and we are always singing! There’s birthdays and quinceañeras and religious ceremonies and when the students know the traditional songs, they can join in with their families playing instruments and singing together.”
Many alumni of A4A go on to college, play in professional mariachi bands, or even in some cases, become music teachers themselves. “I have a former student, Bobby,” says Camacho with a mixture of pride and amazement, “he called me the other day. ‘Hey Mr. Camacho! I graduated from CSU Monterey Bay and now I’m a high school music teacher in Salinas!”
Imagination is Powerful
Camacho loves working with the kindergartners in his classroom. “I tell them, ‘we are butterflies and we can go to our seats flying’ and they flap their little arms as wings and go to their desks.”
But up on that stage in front of the old city hall, José is one of Camacho's butterflies too. During rehearsals, he has to practice, to imagine, to envision what performing will be like. He has to trust Camacho and develop the necessary confidence it takes to get up in front of a crowd of people, including mom, and sing his heart out.
En Español
Vamos, vamos todos: la necesidad de Actividades Para Todos
José se acercó al micrófono, su sombrero de vaquero blanco protegía sus ojos del sol. Cuando los tres guitarristas y un violinista detrás de él comenzaron a tocar, José cuadró sus hombros, plantó sus botas bronceadas firmemente en el escenario, respiró hondo desde su vientre y comenzó a cantar. Era la canción clásica del mariachi, Madrecita querida, y la propia madre de José miraba con orgullo entre la multitud mientras grababa su canturreo en su teléfono celular.
Era un martes por la noche frente al antiguo Ayuntamiento de Watsonville y el grupo de mariachis de Actividades Para Todos recién comenzaba. José, de tan sólo ocho años, cantaba ranchera tras ranchera, acompañaba a otros estudiantes en la guitarra y el violín y lo guiaba su maestro en el escenario derecho, sosteniendo una guitarra acústica dorada de su pertenencia.
La accesibilidad es clave
El líder de la banda en el escenario fue el Sr. José Humberto Camacho, maestro bilingüe de kinder en la escuela primaria Mintie White de Watsonville y fundador, hace más de una década, de Actividades Para Todos (A4A). Actividades Para Todos, un programa extracurricular de voluntarios, enseña educación musical y dirige una liga de fútbol para unos 500 estudiantes al año.
Antes de tener su propio salón de clases, Camacho pasó diecisiete años trabajando con estudiantes y familias en el programa de educación para inmigrantes del Distrito Escolar Unificado de Pajaro Valley. “Hay tanto talento en esta comunidad. Hay atletas, músicos y artistas jóvenes, pero las familias están demasiado ocupadas tratando de sobrevivir, pagando el alquiler, comprando comida. Ambos padres trabajan muchas horas en el campo y no tienen el tiempo ni el dinero para llevar a sus hijos a los entrenamientos de fútbol o para pagar las lecciones de música”.
Camacho reconoce los excelentes programas para jóvenes en Watsonville, pero a menudo cuestan más de lo que las familias pueden pagar, los niños no tienen forma de llegar a ellos y la mayoría de los programas son en inglés. Por lo tanto, ofrece el programa en los campus de Mintie White y la secundaria EA Hall, que son de fácil acceso, y se asegura de que el dinero y el dominio del inglés no representen una barrera. Nuestra subvención comunitaria de $15,000 dólares otorgada a Actividades Para Todos en abril pasado ayuda a que esto sea posible.
Música y fútbol: un lenguaje universal
Pero más que acceso y asequibilidad, Camacho ve a Actividades Para Todos como una necesidad, una forma para que los estudiantes se mantengan saludables, seguros y conectados con sus familias. “Me siento muy triste por algunas de las familias. Cuando los estudiantes crecen, algunos de ellos se convierten en pandilleros y van a la cárcel”.
Camacho cree que es a través del lenguaje universal de la música y el fútbol que los estudiantes pueden aprender la disciplina, la paciencia y la confianza que necesitan para permanecer en la escuela.
“¡El fútbol es el deporte del mundo! Todo lo que necesitas es un balón de fútbol y de repente puedes tener a 22 niños jugando. No necesitas ningún equipo especial como bates o cascos. Ni siquiera tienes que tener uniformes. Es completamente accesible".
Y la música, señala Camacho, fluye continuamente a través de la vida de las familias de Actividades Para Todos. “¡Somos mexicanos! ¡Tenemos fiestas por cualquier motivo y siempre estamos cantando! Hay fiestas de cumpleaños y de quinceañeras y ceremonias religiosas, y cuando los estudiantes conocen las canciones tradicionales, pueden unirse a sus familias tocando instrumentos y cantando juntos”.
Muchos alumnos de Actividades Para Todos van a la universidad, tocan en bandas profesionales de mariachis o incluso, en algunos casos, se convierten ellos mismos en profesores de música. “Tengo un exalumno, Bobby”, dice Camacho con una mezcla de orgullo y asombro, “me llamó el otro día. '¡Ey, señor Camacho! ¡Me gradué de CSU Monterey Bay y ahora soy maestro de música en una escuela secundaria en Salinas!’”
La imaginación es poderosa
A Camacho le encanta trabajar con los niños de kinder en su salón de clases. “Yo les digo 'somos mariposas y podemos ir volando a nuestros asientos' y mueven sus bracitos como alas y se dirigen a sus escritorios”.
Pero sobre ese escenario frente al antiguo ayuntamiento, José también es una de las mariposas de Camacho. Durante los ensayos, tiene que practicar, imaginar, visualizar cómo será la interpretación. Tiene que confiar en Camacho y desarrollar la seguridad necesaria para levantarse frente a una multitud de personas, incluida su mamá, y cantar con todo su corazón.